jueves, 30 de mayo de 2013
Paseando por las escuelas de Corea, no puedo dejar de pensar en mis chinitos... También en mis compañeritas maestras, a las que tanto quiero y admiro! Le doy gracias a Dios por permitirme vivir esta maravillosa experiencia, pero sobre todo, por haber puesto en mi corazón la vocación de la enseñanza... Tal vez haya podido enseñar algo a los niños, pero con total seguridad puedo afirmar que es mucho más lo que he recibido y aprendido de ellos. Hoy, aquí pensando, andando, andareguiando por estas escuelas tan bonitas y tan llenas de color, desde estos pasillos y estas aulas de clase en las que los niños me miran con esa ternura y esa alegría características de la infancia, aprendo de ellos algo más: Los niños, en Colombia o en Corea, hablan un mismo idioma que a veces los adultos no entendemos. Sus sonrisas son las mismas, claritas como su alma... Los veo aquí, con sus ojitos rasgados y hablando en esa lengua extraña, y veo en ellos a mis niños, sonriéndole a la vida a pesar de tantas dificultades. Definitivamente, ser maestro es una bendición. Puede que Colombia no tenga la mejor infraestructura educativa, pero definitivamente, tiene el mejor recurso humano! Gracias vida, por mi vida de maestra; gracias porque en Colombia hay miles de maestros que cada día pueden volver su amor tecnología, ciencia pura, matemática y lenguaje. Gracias porque podemos vivir rodeados de estos chinitos, por los que somos capaces de hacer magia... porque eso es lo que hacemos!!!
De visita por las mejores escuelas de la ciudad de Incheon
Visitando escuelas en Corea! on PhotoPeach
Suscribirse a:
Entradas (Atom)